El saúco: la morada de los elfos.
“Ante el saúco hay que quitarse el sombrero” dice un refrán alemán, y en el Tirol se acostumbraba a descubrirse y saludar de esta guisa al árbol al pasar a su lado. Lo que sí es cierto es que es una de las plantas medicinales más antiguas, verdadera panacea según el saber popular, con unas virtudes y usos tradicionales que darían para escribir muchas hojas. Se emplea contra las inflamaciones, además es sudorífico y calma la tos. Según la creencia popular sus propiedades se intensifican cuando san Juan lo bendice en esta noche. En Galicia es muy usado para espantar los sapos y las serpientes.
El saúco es un árbol o, más bien, un arbusto, con numerosos brotes por el pie. Las flores son grandes ramilletes a modo de umbelas blancas, que pueden llegar a los 20 centímetros de diámetro, con un olor un tanto espermático, un tanto nauseabundo, olor que desaparece cuando secan.
Los frutos del saúco se llaman en Galicia uvas da bruxa; son rojizos, y maduran en un negro-violáceo, siendo consumidos con fruición por los pájaros en cuanto maduran; su pulpa es dulce y refrescante, con un deje amargo. Poseen azúcar, ácidos orgánicos, vitaminas A y C y glucósidos antociánicos. Los frutos verdes y las hojas, así como la corteza y las semillas tienen cierta toxicidad.
Desde el Neolítico se cultivó y usó con fines medicinales y probablemente alimenticios. Desde entonces ha existido una amistad estrecha entre el hombre y el saúco: se plantaba y mimaba en las cercanías de la casa y en el huerto, aunque su magia, hoy en día, parece que se apaga en el seno de nuestra sociedad urbana y desmemoriada, que idolatra, ciertamente, a otros dioses. Posteriormente, cuando el hombre trabajó la tierra, el saúco estrechó esa amistad al comprobarse que sus raíces segregaban auxinas que enriquecían la vida vegetal, a la vez que repelía a diversos insectos, ratones, topos y otros roedores.
Los españoles lo llevaron consigo y propagaron por el Nuevo Mundo, donde está bien aclimatado en muchas regiones. En la tradición popular, el saúco tiene fama de repeler a los insectos y también a los ratones y topos. También se le ha atribuido la propiedad de matar a los insectos dañiños y ahuyentar sapos, culebras y demás “sabandijas”. Como uso medicinal, se dice que es un eficaz antiinflamatorio, remedio contra gripes y resfriados, diurético, sudorífero, depurativo, purgante y antirreumático.
Su vitalidad es increíble: puede cortarse o quemarse un saúco, que en pocos años se habrá desarrollado de nuevo. Tiene un sistema radicular muy vigoroso que le permite una pronta regeneración. Además sus frutos, que maduran a finales de verano, los comen toda clase de pájaros con avidez, y así disemina eficazmente sus semillas con el abono de los excrementos de las aves.
La morada de los elfos. El saúco atrae, en las tradiciones germánica y anglosajona, divinidades o seres benéficos, por ello se plantaba cerca de las casas antiguamente. Según Guillian Osband, el saúco estaba asociado a una diosa de la fertilidad, motivo por el cual los palos de los gallineros se usaban de esta madera con la esperanza de mejorar las puestas de huevos. Y según Arrowsmith, el saúco ha servido de cobijo y hogar preferido de los elfos, que a su vez protegen a su árbol. Antes de cortar una rama o incluso coger sus frutos había que pedirle permiso a estos seres mágicos. Maltratar a un saúco puede acarrear el castigo élfico, no sólo a la persona que lo comete (pérdida de la vista o enfermedades), sino incluso a sus descendientes o ganado.
Tanto en Asturias como en el mundo anglosajón, quemar madera de saúco es un acto sacrílego: "al que quema madera de saúco, se le mete el diablo por el culo", dicen en Somiedo. Según Robert Graves, en el folclore inglés, el hecho de "quemar leños de saúco trae el diablo a la casa".
Las hierbas de san Juan. El saúco es una de las siete grandes de la noche de san Juan. Por junio, las flores de este árbol están en su plenitud y la tradición dice que en esta noche meiga por antonomasia, el santo pasa bendiciendo las plantas, que deben dejarse o relente, que les caiga el rocío (vemos qué cosa más bonita y curiosa de esta tradición: el rocío, una forma de agua más, adquiere aquí un poder fertilizador, sanador, es un elemento dador vida y salud, que en esta noche adquiere su máxima expresión).
Nom. cient: Sambucus nigra. Cast: saúco, sabuco. Gall: sabugueiro, bieiteiro. Ing: elder. Fam: Caprifoliáceas.
lunes, 19 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Precioso articulo que mezcla sabiduria cientifica, conocimiento tradicional y mitologia. Un placer leer algo que forma e informa. Hace tiempo que no disfrutaba de aprender... Gracias
Publicar un comentario