viernes, 30 de mayo de 2008

La digital: espanta ás meigas... y algo más.


La dedalera, o croque, estralote o abeluria es una planta con fama de tóxica. A mí me llamó la atención una bonita leyenda gallega de esta planta: donde crecen las dedaleras se cree que es donde bailan las meigas las noches de luna llena. También se cuelgan de las puertas de las casas para espantarlas. Además, tenía fama de planta útil contra las mordeduras de víbora.
Es muy curioso que no haya referencias de las digitales en los textos griegos o romanos, como es notorio el caso de Dioscórides [40-90 dC]. Es probable que en otros tiempos la planta no tuviera la extensión que hoy tiene por el área mediterránea.
Por el contrario, la digital ha sido una planta bien conocida y utilizada tradicionalmente por los pueblos septentrionales de Europa. Las referencias escritas más antiguas, se encuentran en Irlanda, hacia el siglo XI. En Gales se han recogido tradiciones muy antiguas, donde la dedalera se la considera como planta protectora contra los malos espíritus. En Galicia, zona de la Península donde más extendida está la digital, como ya hemos dicho tiene fama de planta útil contra las mordeduras de víbora y también como protectora de las casas frente a las meigas y los malos espíritus.
En la tradición anglosajona también tiene un papel destacado. En inglés se la llama principalmente foxglove, es decir, guante de zorro, pero también fairyfingers, dedos de hada; términos que aluden a la forma de las flores, que semejan los dedos cortados de un guante. En la tradición gallega no encontré ninguna relación de esta planta con el raposo, pero existe una bella leyenda nórdica que habla de este astuto animal y la dedalera. Según se cuenta por esos lares, las hadas malas le dieron estas flores al zorro para que se las calzara en los dedos de sus patas y de esta manera ser más sigiloso cuando merodea los gallineros de los desdichados campesinos. El nombre noruego de la planta, revbielde, campana de zorro, es otra alusión en la misma línea.
Las manchas de las flores de la dedalera y de las prímulas (que tienen la función de servir algo así como de “señalizaciones de aterrizaje” para abejas y abejorros, que son los insectos las que más las visitan), se dice que es donde los elfos han tocado con sus dedos la planta y que son una seria advertencia de lo nocivo que es esta planta (de hecho, en Irlanda, se le llama dead man’s thimbles, dedal de muerto).
El nombre que los alemanes daban a la planta, fingerhut, dedal, es el que sugirió a Leonhard Fuchs (importante botánico alemán, por el que las Fuchsias llevan ese nombre) el nombre latino por el que se la conoce, Digitalis: del grosor de un dedo, puesto que hasta que él la nombró, en 1542, no tenía nombre ni griego ni latino.
Hoy en día, la digital sigue incrementando su fama y su leyenda: de ella se han obtenido sustancias de una importancia médica tal, que se considera como uno de los más importantes fármacos utilizados en la actualidad para el tratamiento de las afecciones cardiacas. El estudio de sus complejos glucósidos y azúcares activos presentes en sus hojas y en las semillas, ha llevado a las digitales a ser una de las plantas mejor estudiadas desde el punto de vista bioquímico.
Otra vez más, vemos cómo una planta considerada tradicionalmente como tóxica, pues ciertamente sintetiza sustancias venenosas como la digoxina y otras, con el fin de evitar que la consuman animales herbívoros, estas mismas sustancias se emplean en medicina para pacientes que padecen arritmia cardiaca. En definitiva, plantas que, mal empleadas, pueden ocasionar la muerte, se convierten, con gran esfuerzo y tras muchos años de estudio de muchos investigadores, en herramientas indispensables para salvar todos los días innumerables vidas.
Como vemos, y como veremos en otros casos como el del tejo, por poner otro bello ejemplo, la muerte y la vida se vuelven a encontrar en un mismo punto: las digitales y los glucósidos de ellas obtenidos, que incrementan la leyenda de una planta que en Galicia ya decían que espanta ás meigas.

martes, 20 de mayo de 2008

La nébeda o hierba de los gatos: la droga de los gatos.

En toda Europa se conoce esta planta como una variante de hierba de los gatos, hierba gatera o gatuna [gatera, gataria, menta de gato, menta gatuna, albahaca de gatos], y esto es así porque los gatos del mundo entero se sienten atraídos de manera irresistible por una planta aparentemente insignificante; no sólo se comen sus hojas, sino que se restriegan y revuelven contra ella, la muerden y la sueltan para volver a atraparla al instante, hasta caérseles las babas... y mearse de gusto en ella o terminar eyaculando de placer.
Los gatos son adictos a esta hierba aromática, una y otra vez vuelven a esta planta por una dosis de su embriagadora esencia. Algunos afirman que los gatos la utilizan para sanar algunas de sus dolencias; lo que es cierto es que es un fuerte estimulante para los felinos: la nébeda contiene unos aceites aromáticos, sustancias químicas similares a las que contiene la orina del macho. Pero no sólo las hembras se divierten con los efectos de esta planta, sino que la nébeda también afecta a los machos.
¿Y a las personas? Como hierba medicinal, se considera pectoral y anticatarral, útil para provocar los menstruos perdidos y devolver el buen color a los rostros empalidecidos; calma asimismo el dolor de vientre. En otros tiempos gozó de fama de panacea o poco menos, de ahí que se plantase cerca de las casas.
Leonhard Thurneiser, médico suizo del siglo XVII, recoge que un verdugo muy conocido en Suiza, que al parecer tenía problemas para llevar a cabo su trabajo, mascaba un poco de raíz de nébeda, que luego colocaba debajo de su lengua. De esta manera, se encolerizaba y enfurecía al instante y se volvía sanguinario. Parece ser, añade Gams, que la raíz de la nébeda obra de manera similar a la muscarina, el tóxico de la Amanita muscaria, seta que en Siberia se utilizó y todavía se utiliza para lograr efectos parecidos; y en los países nórdicos se empleó en otros tiempos para provocar una terrible furia guerrera.
En caso de ser usada como planta medicinal, se administra en forma de tisana, pero hay que advertir que no es una bebida agradable al paladar; recuerda a la menta, pero corrompida por un aroma fétido. Si hay que calmar un dolor de vientre, hay que armarse de valor y dar un buen trago con las narices tapadas. Por eso, quizás no haya nada como una buena tisana de hierba luisa, menta o una tila... y dejemos a los gatos que se coloquen ellos con la nébeda.
Ejerce también un cierto poder narcótico, parecido al de la marihuana. Aun así, no produce efectos secundarios ni tóxicos de interés. Los gatos se sienten atraídos por esta hierba, debido a la presencia de principios activos de estructura similar a los valepotriatos de la valeriana, planta que también los atrae.
El término Nepeta es de origen latino, viene de nepa, que significa “escorpión”. El nombre se debe a la antigua creencia de la eficacia de esta planta contra las picaduras de los escorpiones. Su nombre específico, cataria, alude a la atracción que por esta planta sienten los gatos.
Nom Cient: Nepeta cataria. Cast: nébeda, hierba de los gatos. Gall: nébeda, néboda. Ing: catmint.

lunes, 19 de mayo de 2008

El saúco: la morada de los elfos.

“Ante el saúco hay que quitarse el sombrero” dice un refrán alemán, y en el Tirol se acostumbraba a descubrirse y saludar de esta guisa al árbol al pasar a su lado. Lo que sí es cierto es que es una de las plantas medicinales más antiguas, verdadera panacea según el saber popular, con unas virtudes y usos tradicionales que darían para escribir muchas hojas. Se emplea contra las inflamaciones, además es sudorífico y calma la tos. Según la creencia popular sus propiedades se intensifican cuando san Juan lo bendice en esta noche. En Galicia es muy usado para espantar los sapos y las serpientes.
El saúco es un árbol o, más bien, un arbusto, con numerosos brotes por el pie. Las flores son grandes ramilletes a modo de umbelas blancas, que pueden llegar a los 20 centímetros de diámetro, con un olor un tanto espermático, un tanto nauseabundo, olor que desaparece cuando secan.
Los frutos del saúco se llaman en Galicia uvas da bruxa; son rojizos, y maduran en un negro-violáceo, siendo consumidos con fruición por los pájaros en cuanto maduran; su pulpa es dulce y refrescante, con un deje amargo. Poseen azúcar, ácidos orgánicos, vitaminas A y C y glucósidos antociánicos. Los frutos verdes y las hojas, así como la corteza y las semillas tienen cierta toxicidad.
Desde el Neolítico se cultivó y usó con fines medicinales y probablemente alimenticios. Desde entonces ha existido una amistad estrecha entre el hombre y el saúco: se plantaba y mimaba en las cercanías de la casa y en el huerto, aunque su magia, hoy en día, parece que se apaga en el seno de nuestra sociedad urbana y desmemoriada, que idolatra, ciertamente, a otros dioses. Posteriormente, cuando el hombre trabajó la tierra, el saúco estrechó esa amistad al comprobarse que sus raíces segregaban auxinas que enriquecían la vida vegetal, a la vez que repelía a diversos insectos, ratones, topos y otros roedores.
Los españoles lo llevaron consigo y propagaron por el Nuevo Mundo, donde está bien aclimatado en muchas regiones. En la tradición popular, el saúco tiene fama de repeler a los insectos y también a los ratones y topos. También se le ha atribuido la propiedad de matar a los insectos dañiños y ahuyentar sapos, culebras y demás “sabandijas”. Como uso medicinal, se dice que es un eficaz antiinflamatorio, remedio contra gripes y resfriados, diurético, sudorífero, depurativo, purgante y antirreumático.
Su vitalidad es increíble: puede cortarse o quemarse un saúco, que en pocos años se habrá desarrollado de nuevo. Tiene un sistema radicular muy vigoroso que le permite una pronta regeneración. Además sus frutos, que maduran a finales de verano, los comen toda clase de pájaros con avidez, y así disemina eficazmente sus semillas con el abono de los excrementos de las aves.
La morada de los elfos. El saúco atrae, en las tradiciones germánica y anglosajona, divinidades o seres benéficos, por ello se plantaba cerca de las casas antiguamente. Según Guillian Osband, el saúco estaba asociado a una diosa de la fertilidad, motivo por el cual los palos de los gallineros se usaban de esta madera con la esperanza de mejorar las puestas de huevos. Y según Arrowsmith, el saúco ha servido de cobijo y hogar preferido de los elfos, que a su vez protegen a su árbol. Antes de cortar una rama o incluso coger sus frutos había que pedirle permiso a estos seres mágicos. Maltratar a un saúco puede acarrear el castigo élfico, no sólo a la persona que lo comete (pérdida de la vista o enfermedades), sino incluso a sus descendientes o ganado.
Tanto en Asturias como en el mundo anglosajón, quemar madera de saúco es un acto sacrílego: "al que quema madera de saúco, se le mete el diablo por el culo", dicen en Somiedo. Según Robert Graves, en el folclore inglés, el hecho de "quemar leños de saúco trae el diablo a la casa".
Las hierbas de san Juan. El saúco es una de las siete grandes de la noche de san Juan. Por junio, las flores de este árbol están en su plenitud y la tradición dice que en esta noche meiga por antonomasia, el santo pasa bendiciendo las plantas, que deben dejarse o relente, que les caiga el rocío (vemos qué cosa más bonita y curiosa de esta tradición: el rocío, una forma de agua más, adquiere aquí un poder fertilizador, sanador, es un elemento dador vida y salud, que en esta noche adquiere su máxima expresión).
Nom. cient: Sambucus nigra. Cast: saúco, sabuco. Gall: sabugueiro, bieiteiro. Ing: elder. Fam: Caprifoliáceas.

jueves, 15 de mayo de 2008


A Xesta, la planta sagrada.

Esta planta, a xesta, en castellano retama, es un buen ejemplo de lo que decíamos días atrás. Está presente entre nosotros, pues el intenso color amarillo de sus flores olor a miel destaca en mayo incluso en las más insospechadas esquinas de las ciudades, cerca de las carreteras y los espacios abiertos en los bosques por los incendios.
Y curiosamente, a pesar de ser tan común, la xesta no ha tenido aplicación medicinal popular destacable. Aún así, su aplicación como planta mágica es muy destacable. Ya era una planta sagrada para los druidas celtas y en Galicia entra a formar parte de muchos ritos de fertilidad, para alejar males, o de exaltación de la primavera y por tanto del renacimiento, de los inicios, de la vida, en fin.
El día de san Juan, precisamente, con sus ramas con las que se suelen hacer escobas, se barre la casa para purificarla y protegerla frente a los malos espíritus para el resto del año. El primer día de mayo se puede ver engalanadas con xestas en flor las puertas y ventanas de muchas casas, los aperos de labranza, en los barcos de pesca y en los coches y camiones, incluso en una gran ciudad como Vigo... todo ello para que su presencia aleje cualquier infortunio a lo largo del año.
También era la flor de los enamorados, que los jóvenes entregaban a las muchachas que pretendían: si éstas la tomaban, significaba que los aceptaban como pretendiente. En algunas romerías como la de la Franqueira, en La Cañiza, aún hoy las jóvenes aciertan a hacer un nudo en sus ramas con un solo dedo, antes de llegar al santuario; si no se deshace, el próximo año vendrán acompañadas de su amado.
En otras comarcas, el objeto de estos nudos es otro: cuando un niño está enganido, es decir, está debilitado o consumido, normalmente por la acción de un mal de ollo o por una meiga chuchona, o por el genio maléfico tarangano, que le chupan la sangre a la criaturita, en estos casos, una forma de curarlo consiste en hacer un nudo con la mano izquierda; si la xesta sobrevive con el nudo, el chaval sanará.

martes, 13 de mayo de 2008

Las plantas meigas

Comienzo nuestra andadura por el apasionante mundo de las plantas y los árboles y su relación con el hombre. Es decir, lo que a mí me interesa es cómo se han relacionado los hombres con las diferentes especies vegetales a lo largo de la historia: las supersticiones, mitos, usos medicinales... que han surgido entorno al mundo verde, en especial en tierras de Galicia, donde abundan las leyendas e historias mágicas de bosques, fragas, duendes y encantos de mouras, delfos y seres sobrenaturales de todo tipo relacionados con la naturaleza.
Y para abrir boca, nada mejor que referirnos a la Noche de san Juan, o san Xoán.
La Noche de san Juan, el 24 de junio, es una de las más ricas en leyendas, supersticiones y rituales mágicos dentro de nuestro folclore o cultura, así como, con toda seguridad, la que penetra sus raíces más profundamente en el tiempo. De hecho, el cristianismo no pudo con el conjunto de estos ritos y costumbres tan arraigadas en la población... así que las fagocitaron, asumiéndolas como propias.
Pretender conocer el origen de esta liturgia entraña grandes dificultades, debido principalmente a la ausencia de textos, pero es muy probable que se remonte a las primeras sociedades agrícolas, que tanto dependían de la observación de los ciclos de las estaciones y su relación con el sol, para el buen fin de sus cosechas.
Es corriente en estas sociedades, que una vez que se conocen las repeticiones de estos cambios en la naturaleza, se personifiquen en la forma de una deidad, a falta de mejores explicaciones, dado el estado de la ciencia de la época. Así pues, estas sociedades, una vez conseguido "domesticar" las plantas de su entorno y también el fuego que habrían visto por primera vez tras un incendio, necesitan apaciguar su curiosidad dando una explicación a la causa de estos ciclos o cambios por obra y gracia de una divinidad. Y es este día, cuando el sol alcanza su mayor tiempo de explendor de todo el año, cuando esta divinidad se manifiesta y está más presente y de forma más próxima a nosotros los mortales. Ya Eladio Rodríguez, en su Diccionario Enciclopédico decía: "en la noche de san Juan parecen realizarse todas las maravillas".
En sucesivas entregas iremos viendo las principales plantas meigas y sus usos tradicionales entre las gentes de estas tierras. Hasta entonces, un saludo.